Quién Soy

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Si alguien me hubiera dicho hace 30 años que terminaría dedicándome a las Terapias Alternativas… ¡no lo hubiera creído!

Fui criada en un ambiente donde sólo se tomaba en serio la información académica y “todas estas cosas raras” de las Terapias Alternativas se las consideraba cosas de ignorantes y supersticiosos.

Como me consideraba una persona culta, inteligente y racional (por ejemplo de adolescente competía en torneos de ajedrez) solamente podía creer en lo que “decía la ciencia oficial”.

Por supuesto no tenía en cuenta que la historia estaba plagada de momentos donde la ciencia tuvo que desdecirse de teorías que se habían tomado como válidas durante siglos! ¡¿O nos olvidamos por ejemplo que en la antigüedad la ciencia afirmaba que la tierra o el sol eran el centro del universo?!

Siendo tan racional, obviamente empecé mi camino de sanación emocional a partir del psicoanálisis. Pero luego de varios años empecé a sentirme estancada y que daba vueltas siempre sobre los mismos temas. Por eso fui probando con distintos enfoques psicológicos.

Fue así que cada vez que sentía que una técnica me hacía bien se me despertaba la pasión por estudiarla! Pero después llegaba un momento en el que sentía que no me “cerraban” ciertas interpretaciones o explicaciones. Por ejemplo sobre las enfermedades psicosomáticas. O cuando experimentaba episodios de telepatía, premoniciones o canalizaciones espontáneas.

Lo cierto es que nunca imaginé que buscando respuestas terminaría haciendo este increíble recorrido buceando en las aguas de las nuevas corrientes psicológicas y de las terapias complementarias.

Uno de los momentos cruciales de este recorrido fue cuando aprendí a acceder conscientemente a los Registros Akáshicos.

¿Por qué digo “conscientemente”? Porque siempre había tenido conexión pero de manera natural!

Gracias a eso pude entender «las cosas raras que me pasaban», enterarme de que tenía capacidades extrasensoriales y que lo único que necesitaba era aprender a manejarlas voluntariamente. ¡Finalmente pude encontrar las piezas del rompecabezas que faltaban!

Hoy puedo decir que la vida me enseñó a ser menos prejuiciosa; que no existe un único camino ni una “Verdad Absoluta” y que cualquier verdad es siempre parcial y relativa, porque somos seres en continua evolución.

Por suerte pude comprender que todas las miradas “suman” y que pueden ser complementarias!

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